El Cangrejo de Mar, S.L. y Playa Aguas Tranquilas, S.L.

Rocío, una mujer mayor, directora de la empresa El Cangrejo de Mar, S.L., viene a nuestro despacho, a realizarnos una consulta. Playa Aguas Tranquilas, S.L., la empresa de una amiga suya anciana y ya fallecida, le alquiló los terrenos junto a la playa para poner su escuela náutica, hacía muchísimos años, aunque el último contrato, por cinco años, se firmó hace tres. Les gustaba conversar cuando se veían por la playa. Los jueves, quedaban tomar té, alternativamente, en casa de cada una de ellas.

A veces le surgían imprevistos y Rocío le pedía a su amiga esperar a cobrar las cuotas de ese mes de los alumnos para pagar el alquiler, pues debía hacerlo en los primeros cinco días de cada mes. La amiga, por supuesto, no ponía ninguna objeción. De hecho, tras muchos años, ya no hacía falta ni que se lo pidiera.

Su amiga enfermó y cada vez se veían menos. Por último, hace un año ingresó en una residencia y a los pocos meses, falleció. Unos sobrinos heredaron los terrenos donde se ubicaba la escuela náutica. Rocío nos dice que le parece que quieren vender y se han puesto muy exigentes con el pago de la renta y hasta le han remitido un burofax instándole a que pague, tras un pequeño retraso. 

Le aconsejamos que pague, pues no tenemos casi manera de probar que haya habido una modificación tácita del contrato en el sentido de permitir retrasos en el pago. Y evitar cualquier razón para desahuciarle. Rocío tiene una hija que la puede ayudar a salir del paso.

¿Por qué incluimos esto en el capítulo de “prevención”? Por una cuestión que afecta a nuestra cultura de no rezar a santa Bárbara sino cuando truena. Perdónenos Santa Bárbara la comparación con los abogados; pero es cierto que muchas personas, incluso si reciben un burofax o una notificación con acuse de recibo de Correos, no acuden a consultar a nadie y sólo lo hacen cuando ya tienen un pleito encima, o una sanción, o cuando ha transcurrido un plazo administrativo (que empezaba a contar desde que recibió la carta, burofax u otro tipo de comunicación), y entonces ya puede ser demasiado tarde para hacer nada. Por lo menos, Rocío vino cuando le llegó el burofax y gracias a eso evitó una demanda de desahucio.