Jon y su hija
El otro día, un antiguo cliente, Jon, nos llamó para que fuéramos a verle al hospital.
Quería hacer testamento de nuevo.
Iba a ser sometido a una operación muy complicada, por un problema de salud del que había tenido conocimiento hace escasos días, y quería rehacer su testamento.
Era viudo. Tenía una hija con capacidades diversas a su cargo, otro hijo con el que no se hablaba y un tercer hijo fuera de su matrimonio, que no había reconocido, pero que sabía que tenía intención de plantearle una demanda de filiación.
Nos pedía consejo sobre qué hacer: si dejaba la herencia a los tres, si sólo a la hija con capacidades diversas o si podía desheredar al que no quería saber de él. Naturalmente, también quería saber si podía designar en el testamento a la persona que se iba a hacer cargo de su hija; pues no quería que fuera una institución pública. Y respecto de sus otros hijos, realmente, no tenía relación con ninguno. Sobre todo, él, a sí mismo, se preguntaba cómo se tomarían sus otros hijos que les dejase sin herencia, si luego les encargaba que cuidasen de la heredera.
En aquel caso le recomendamos que dejase toda la herencia a su hija y nombrase entre sus otros parientes y amigos más cercanos, con capacidad para ello, la administración de los bienes y la organización de los cuidados de esa hija.
Pero eso es porque los tenía (los amigos y los bienes). Otras veces, la situación es más dramática. Y no siempre podemos ofrecer alternativas que sean plenamente satisfactorias; aunque, al menos, podemos ayudar a enfocar el asunto y a descartar
soluciones aparentes que, por algún motivo legal, no son viables.
Afortunadamente, la operación quirúrgica fue bien y desde entonces, Jon ha otorgado testamento dos veces más: siempre que las circunstancias de su vida han cambiado sustancialmente.

Los ejemplos con que se da una idea de los diferentes servicios son meramente ilustrativos y sus situaciones, resultados y personajes son ficticios. Cualquier parecido con una persona real es pura coincidencia.